Fotografía: Gustavo Sosa Pinilla vía BAK Arquitectos
Esta obra del grupo de arquitectos argentino formado por María Victoria Besonias, Guillermo de Almeida y Luciano Kruk, destaca por la voluntad de aprovechamiento, diálogo e integración del cuerpo residencial con el entorno en el que se sitúa, el Bosque de Mar Azul.
A través de una construcción de costes reducidos, mínimo número de recursos materiales y formales, y el uso de las condiciones micro climáticas correspondientes a la situación forestal del terreno; se conforma una casa de verano que pretende dialogar con el paisaje y proponer formas de construcción alternativas para no perder la cualidad ambiental del lugar.
El terreno, de 20 metros por 30 metros y con un desnivel de 3 metros en el sentido de máxima pendiente, se encuentra en un ámbito con un gran número de árboles que, o bien se mezclan con la nueva construcción, o bien se tienen en cuenta a la hora de llevar a cabo unas u otras soluciones. Estos árboles atenúan los efectos del viento en el lugar y limitan la iluminación, a la vez que refrescan el ambiente en verano y lo humedecen en invierno.
La decisión volumétrica divide el programa de la vivienda en las dependencias individuales y el núcleo vertical en doble altura del prisma más elevado; y los ambientes de ocio y de estar en el cuerpo perpendicular. Los materiales utilizados tanto en el exterior como en el interior de la residencia son el hormigón in situ con encofrado de listones de madera, el vidrio y la madera; en consonancia con el ambiente natural, las necesidades económicas y el carácter austero del conjunto.
El mobiliario de los espacios interiores también ha sido realizado en hormigón in situ casi en su totalidad, salvo por las camas, los sillones y las sillas.
Año: 2010
Superficie: 166 m2
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