26.10.14

Cubo vestidor para un jardín con balsa, Clara Nubiola

Fuente: Clara Nubiolacargocollective, los vacíos urbanos
Fotografía: Adrià Goula



Compartimos hoy con vosotros el proyecto para un cubo –vestidor en un jardín de la mano de Clara Nubiola, diseñadora gráfica, máster en Antropología social y urbana, post-grado en Arquitectura del territorio; y responsable del más que interesante proyecto de “Los vacíos urbanos”, plataforma digital de reflexión sobre el territorio.

Este proyecto empezó hace un tiempo.
Unos familiares cercanos me plantearon la idea de construir un lavabo-vestidor en el jardín.
Que no obligara a ir desde la balsa que hace de piscina hasta la casa para cambiarse el bañador.
Que además sirviera para lavarse las manos después de las "calçotades" que ya son tradición invernal.

Levante la mano y dije un "yo por favor" bajito.
Dijeron adelante. Yo contesté emoción. Gràcies.


Bolígrafo, papel y mirar donde ubicarlo

Entre la casa y la balsa existe una nave que hace de almacén de trastos, recolectora de utensilios y custodiadora de almendras y avellanas. De ladrillo viejo. Con las ventanas tapiadas. Y una única gran puerta corredera . Metálica y pintada de azul ultramarino. 

El vestidor se ubicaría dentro. 
Había espacio y se evitaba crear un nuevo espacio en el jardín. 

Respecto al cómo había tres ideas claras que resumo en un: 
Los paisajes cercanos. 
Aprovechar. 
Y recuperar. 

Los paisajes cercanos que allí son pollerías en los campos, portalones de metal, muros de piedras, avellanas. Granjas de ladrillo, vallas improvisadas, balsas, agua y naranjos. Olivos, casas autoconstruidas. 

Aprovechar y recuperar los paso a relatar. 

Se aprovecharían dos paredes de la nave y se reabrirían dos ventanas tapiadas; una a los cactus que harían de celosía y la otra a los frutales y al bambú recién plantado. 
Se evitarían duplicidades así que ni techo ni suelo. 
Y la forma un cubo. El cubo. 

Fuera, en la entrada, se utilizarían las paredes para construir estanterías que dieran más cabida al material del almacén. Dentro, pica, ducha, colgadores, banco y váter. 

Y explico de donde surgió cada cosa: 

Las rocas para el muro, para el banco, las fuimos a buscar. Al campo, que hay muchas. 
La piedra que hace de pica, la cabeza de la ducha, el banco, los colgadores, las luces, la estantería, objetos que fui recolectando. De una "casa d'una àvia que ja no està" la mayoría. Gràcies moltes àvia. 
Las ventanas y la puerta las haría Felip. Puja i baixa a Taradell. Gràcies Felip Ares que he de dir. 
Al vàter lo compramos. Pero en Otranto que la Rosma es amiga. Nuestra compra formal. 
La electricidad y la fontanería a en Tombas, d'Alcover, que decía que fea la mezcla de la ducha. 
Y los planos en el ordenador, de Lina y Sebastián que si son arquitectos y me dijeron "desagüe Clara!". 

Luego está Michail Giurgiu. Que va aparte. 
Fue el constructor, supervisor, ayudante, asesor, el que puso cada piedra y cada ladrillo. 
Señores, maravilla. Y además levanta bien la ceja cuando algo no le gusta. Mil gracias. 

Fuimos haciendo despacio y un día dijimos acabado. 

Y entonces llegaron las fotografías. Adrià Goula. Ilusión. 
Preciosas que punyetes como siempre. Gràcies. 
Fin. 

AÑO_ 2014
LOCALIZACIÓN _ El Milà, Tarragona
DISEÑO DE PROYECTO_ Clara Nubiola




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