El profesor de Estética de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona Pedro Azara, se pronuncia en relación a la situación de la universidad a través de su blog de teoría del arte y de la arquitectura, Tocho T8, que os invitamos a conocer.
Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona & Sant Cugat del Vallés: RIP
Aunque el mejor momento de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) se halle ya lejos en el tiempo (destacó desde principios de los años 80 hasta mediados de los 90, habiendo sido escogida durante años como una de las tres mejores escuelas de arquitectura de Europa), y sus mejores profesores ya no estuvieran (por jubilación, abandono o fallecimiento), sin que se hubiera producido un verdadero y destacable relevo generacional (salvo por algunos buenos jóvenes profesores, de Proyectos, sobre todo), se trata de una Escuela aún escogida por estudiantes españoles y becados Erasmus (no se sabe si por su enseñanza o sus programas, o por estar en Barcelona).
En todo caso, de aquí a dos años, esta historia habrá acabado.
La Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) debe, al parecer, unos cien millones de euros -la creación desaforada de campus no ha ayudado, posiblemente, a sanear su economía.
La venta anunciada del palacete que alberga la Escuela de Naútica, a la Fundación rusa L´Hermitage, no debe de cubrir el déficit.
Caben nuevas soluciones, y la posible venta de más edificios.
La Escuela de Arquitectura de Barcelona se desplazará, de aquí a dos años, cuando se extinga el actual Plan de Estudios -reemplazado por un nuevo plan acorde, supuestamente, a las normas de Bolonia (las cuales, si se cumplieran, exigirían la multiplicación de enseñantes y espacios, para atender a los todos los seminarios reducidos simultáneos que se deberían impartir)-, a la Escuela de Arquitectura del Vallés, en Sant Cugat, cabe Barcelona.
El número de alumnos se reducirá. No se ha fijado aún cuántos podrán seguir la carrera. En este momento, la Escuela de Barcelona acoge a casi cuatro mil estudiantes. La Escuela del Vallés, unos ochocientos. Este centro no puede acoger más. No caben grandes operaciones aritméticas para fijar un número máximo de estudiantes. Durante tres años, la Escuela no matricularía a ningún nuevo estudiante, a la espera que los últimos del Plan de estudios antiguo acaben la carrera.
El número de profesores deberá estar de acuerdo con el de los alumnos. Una parte del profesorado, ya mayor, se compone de funcionarios. Los enseñantes más jóvenes suelen ser profesores asociados, a los que se les renueva o no el contrato anual. Supongo que, en esta caso también, tampoco caben muchas soluciones.
La Escuela de Barcelona quedará para estudios de tercer ciclo: másters y doctorado. ¿La razón? Los estudiantes de tercer ciclo, mayoritariamente extranjeros, prefieren Barcelona a la desconocida Sant Cugat, con perdón, allende el Tibidabo. Es decir, una Escuela, con dos edificios, apta para unos cuatro mil estudiantes, acogería unos ciento cincuenta o doscientos. Un lujo. Si ambos edificios siguen perteneciendo a la Universidad.
Este plan, hecho público, al parecer, por un descuido, ha sido presentado por la Universidad al gobierno autónomo catalán. Debería aprobarse próximamente.
Algunos profesores comentan que el edificio de la Escuela del Vallés, por ser de titularidad pública, no puede venderse. El de Barcelona, que podría valer unos sesenta millones, sí.
Se cuenta, sarcásticamente, que solo Amancio Ortega podría comprar los edificios de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, bien situados en la Avenida Diagonal, no lejos del Corte Inglés.
Siendo profesor de Estética, supongo que lograría un puesto de dependiente en la sección de ropa interior femenina.
Nuevos aires.
Gélidos.
Pedro Azara,
Blog Tocho T8
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