El quiosco de flores para el cementerio del este de Malmo es la última obra construida del maestro sueco Sigurd Lewerentz, Lund, Suecia, 1885-1975; y, sin embargo, resume en gran medida las características principales de su prolífera obra pasando por el Clasicismo Nórdico, habiendo colaborado con Erik Gunnar Asplund, hasta llegar a la Arquitectura Moderna.
A pesar de ser conocido por sus grandes obras como las capillas e iglesias de St. Mark’s en Bjorkhagen o St. Peter’s en Klippan; el arquitecto dedicó gran parte de su vida al encargo del cementerio de la ciudad de Malmo entre los años 1916 y 1969.
El encargo del cementerio de Malmo consiste en el diseño de un lugar de la memoria y un conjunto de diferentes edificios, entre los que se encuentras las capillas de St.Knut y St. Gertrude, en harmonía con el paisaje y con la topografía; donde el arquitecto desarrolla su gran sensibilidad hacia la materialidad de la construcción, un control preciso de los detalles, y aborda el simbolismo, como en otros ejemplos de sus obras de similares características, situando dicho lugar en un punto sobrecargado de sentido y rodeado de una naturaleza incierta.
El quiosco de flores, como último acto edilicio de Lewerentz, pone de manifiesto la intencionalidad y el cuidado de la arquitectura a través del control y el estudio preciso de lo material, de la composición y de los detalles. Cada elemento ha sido diseñado con exactitud, de manera que, una vez definida la planta rectangular en su sencillo programa, los muros de hormigón que encierran el espacio resuelven tanto sus encuentros con las ventanas, las puertas, la propia cubierta o su propia modulación en un aspecto final de ligereza, planeidad y luminosidad.
Las oberturas del hormigón se cierran a través de un paño de vidrio que refleja la naturaleza y que queda clipeado y sellado con los muros, de manera que la percepción es de una única superficie plana; mientras que la cubierta, de chapa metálica, reposa sobre los muros de hormigón separando la estructura del cerramiento y descansando ligeramente sobre las ruinas que representan dichos muros.
El resto de edificios de cementerio son un ejemplo de diálogo entre el ladrillo, la madera y el propio hormigón, en la que las soluciones de puertas y ventanas conforman una unidad perceptible.
Bibliografía:
Martínez Santa-María, Luís: “Un punto. El lugar de la memoria en algunos trabajos de Sigurd Lewerentz”. DPA nº18: Forma y memoria. Edicions UPC 2002
Ahlin, Janne : “Sigurd Lewerents architect 1885-1975”.Byggförlaget, Estocolmo 1987
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