15.4.14

Exposición Premio Europeo del Espacio Público Urbano (2000-2012)

Fuente: public space



El jueves 28 de marzo, el Center for Architecture de Nueva York inauguró una exposición retrospectiva de todas las ediciones del Premio Europeo del Espacio Público Urbano (2000-2012). Esta céntrica galería está situada junto al parque de Washington Square, uno de los principales espacios públicos del barrio de Greenwich Village, en el corazón de Manhattan. Es la sede de la delegación neoyorquina del American Institute of Architects (AIA) y del Center for Architecture Foundation, entidades sin ánimo de lucro en que se organizan exposiciones, programas de actividades y ciclos educativos dirigidos al público general y los profesionales de la construcción. El espacio abrió sus puertas en 2003 con el objetivo de promover el intercambio entre disciplinas y la colaboración entre ciudades de todo el mundo para mejorar la calidad y la sostenibilidad del entorno construido. Desde entonces, sus esfuerzos por divulgar las cualidades de la arquitectura y el tejido urbano de Nueva York la han convertido en un referente cultural en la ciudad. 

Concebida por el equipo del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), la exposición recién inaugurada lleva por título «POLIS: 7 lessons from de European Prize for Urban Public Space (2000-2012)» y permanecerá abierta al público hasta el 21 de junio de 2014. A diferencia de las muestras itinerantes que recalan en diferentes ciudades para dar cuenta de los resultados de cada edición del Premio, esta exposición ha sido expresamente diseñada para el espacio que la acoge. Además, por primera vez, la exposición realiza un esfuerzo por extraer conclusiones de las treinta y cinco transformaciones urbanas que han resultado premiadas y mencionadas a lo largo de las siete primeras ediciones del certamen. Tomando como punto de partida la polisemia del término griego polis —que pone de manifiesto la dimensión política del hecho urbano porque tan pronto remite al espacio construido como al conjunto de ciudadanos que lo habitan—, la exposición identifica las tendencias que se han mostrado más relevantes a la hora de hacer frente al reto de democratizar las ciudades europeas. Así, los ejemplos de buenas prácticas recogidos por el Premio a lo largo de más de una década se han agrupado bajo siete cabeceras que responden a formas de consolidar las periferias, de promover la mezcla y la complejidad, de dotar de nuevos usos y sentidos a los vacíos urbanos, de enriquecer el encuentro del hábitat construido con el agua, de propiciar movilidades justas y sostenibles, de sincronizar las necesidades del presente con las memorias que se superponen en el palimpsesto urbano y de practicar formas más equitativas y democráticas de convivir en la ciudad.

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