Fotografía: Florian Holzer
Situado en un paisaje dominado por la agricultura y las dispersas casas de adobe que componen la localidad africana de Nyanza y cerca de importantes ciudades como Kigali y Butare, el nuevo centro de educación llevado a cabo por el muniqués Dominikus Stark pretende, a través de una arquitectura sensible al lugar, el valor humanitario, la materialidad, y la sensibilidad de los recursos; resultar una arquitectura que emerja de su asentamiento como un centro de ayuda y de búsqueda de calidad en planes de educación futuro.
Determinando una volumetría hermética que se desarrolla en torno a un vacío interior que organiza el resto de piezas, el centro potencia las relaciones a producirse entre dependencias de diferentes alturas y en el espacio central.
Es precisamente el juego de espacios en sombra y la disposición de escuetas oberturas al exterior lo que determina el filtro previo al acceso entre el entorno rural y el equipamiento, volcándose la mayor parte del programa a aberturas hacia el vacío central interior.
La decisión del sistema constructivo, llevada a cabo teniendo en cuenta las posibilidades y los recursos disponibles, se basa en la priorización del uso de materiales asequibles y protagonistas en la arquitectura vermicular de Nyanza; y el intento de minimizar el uso de maquinaria en el proceso de obra.
El ladrillo determina finalmente tanto la imagen interior y exterior del complejo, asegurando sus cualidades y su apariencia sin necesidad de exhaustivo mantenimiento y poniendo de valor el trabajo humano en la realización final.
Año: 2010
Ubicación: Nyanza, República de Ruanda
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