Las obras que se presentan en este número forman parte de un recorrido de casi quince años en la trayectoria de nsarquitectes.
La obra de Mª Àngels Negre y Félix Solaguren-Beascoa, trata de bucear en una tradición específica. Tradición de orden cultural, quizá por entender que es en esa tradición donde cabe encontrar los aspectos más enriquecedores de la disciplina o quizá por un proceso de identificación intelectual en el sentido de reconocer que cabe compartir problemas análogos con otras arquitecturas por encima de la distancia. No se trata de afinidades formales. Ni tampoco de pretendidos procesos de identificación local de carácter nostálgico. Más bien conforman reflexiones en las que querría prevalecer el intento de desentrañar las claves más propias y profundas de la arquitectura. Evidentemente creen en la necesidad de la disciplina y huyen explícitamente de identificaciones espurias con otros ámbitos.
Detenerse a mirar su obra pone de relieve la presencia de una serie de referencias a través de las que los autores parecen construir un ámbito propio en el que desenvolverse.
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